Autor:
W. Alirio Martínez
SAN SALVADOR- EL
SALVADOR.-La globalización económica entra en una época incierta.
Entorno turbulento.
A
nivel internacional, la crisis financiera global iniciada en 2007, fue el
inicio de una gran recesión económica mundial. Se expresó en caída de la bolsa
de valores, pérdida de fondos de inversión, salvataje y cuasi nacionalización
de instituciones financieras y otros.
El esfuerzo fiscal para
salvar su sistema financiero y reactivar la economía de distintos Estados luego
se transformó para ciertos países en déficit
fiscales insostenibles. Esto llevo a severas crisis económicas en países
como Grecia y España que derivo en ajustes fiscales extremos, en resumen detrimento
del bienestar de las sociedades de estos países.
La gran recesión
2009-2015 parece menguar hacia lo que el FMI denomina la nueva normalidad. Bajo
crecimiento, bajo comercio, baja inversión. En la coyuntura, se muestran signos
que el comercio global se ralentiza y los flujos de capital se acomodan al
anuncio de la subida de tasas de interés de la FED realizado al finales del 2016.
A nivel regional. Según
el SIECA, en el año 2016, el comercio baja debido principalmente a la caída en
exportaciones a mercados no tradicionales. Sin embargo, las exportaciones a
EE.UU, la Unión Europea y México mostraron un repunte, atenuando la baja
observada en el comercio regional.
A nivel nacional. El
déficit de la balanza comercial se ha reducido, explicado en parte por una
mayor disminución de las importaciones que de las exportaciones ante la
desaceleración de la demanda externa de EE.UU y Centroamérica.
La globalización cuestionada.
Los
diversos tipos de acuerdos comerciales y de inversión tanto bilaterales,
regionales, mixtos y multilaterales tenían como premisa que el comercio tiene beneficios
netos para las economías participantes.
La OMC, sede del multilateralismo
obtuvo grandes avances desde su creación. La agenda de las economías desarrolladas
promovió acuerdos para asegurar el acceso a los mercados, asegurar sus inversiones,
proteger sus derechos de propiedad y facilitar el comercio. Pero la agenda de las economías
pequeñas o emergentes no obtuvo los avances esperados.
El acceso a los
mercados agrícolas o de materias primas de los países desarrollados fue
postergado en su esencia, Estos mercados son protegidos con barreras no
arancelarias y sus productos son subsidiados
obstruyendo el libre comercio.
El resurgimiento del
proteccionismo en EE. UU, con la consigna «Primero América», inaugura una nueva
época. Si el líder mundial reniega de su credo liberal en el comercio exterior ¿qué
se puede esperar del resto de países?
¿EE.UU está pateando la
escalera del libre comercio y la globalización?
Si las medidas
proteccionistas del nuevo gobierno estadounidense buscan reposicionar a EE.UU
como potencia industrial y fuente de empleo, combinado con estrictas medidas contra
la inmigración ilegal. (Por ejemplo el discurso del vulgo «el renacimiento de la industria automotriz, oportunidad
de empleo para grupos de trabajadores de raza blanca y expulsión de inmigrantes que
roban empleo y consumen presupuesto»)
Parte de una lectura añeja
y de trasnochadas añoranzas del status quo perdido en el comercio internacional.
La globalización económica no solo abrió las economías de los países no
desarrollados sino también cambio a la misma economía norteamericana.
Krugman señala de forma
acertada que los países no son corporaciones, de ahí que no debían embarcarse
en la carrera de la competitividad, ya que el comercio internacional no es un
juego de suma cero. Este racionamiento aplica también para el proteccionismo.
Para hacer «América
grande de nuevo», se utiliza la retórica: sacar a los ilegales, construir
muros, sancionar empresas, por ejemplo. Esto con el fin de evadir las raíces de
los problemas económicos.
En una época donde obtener
un click es una pepita de oro, mentir está autorizado, exponiendo «hechos alternativos» través de la post-verdad. Manipular, mentir y
apelar a los sentimientos es una moda retro que ha llegado a los líderes políticos
de las grandes economías.
Desde un enfoque de
economía internacional, la clave de un país está en su productividad media por
trabajador. Aquellos esfuerzos por lograr su aumento, a través del avance
tecnológico, la formación de capital humano, la educación, la reducción de la
desigualdad u otros deben ser valorados.
Pero la productividad
no basta. El Estado debe ser un proveedor de bienes públicos como la educación,
los servicios públicos o la seguridad pública, por ejemplo. Las instituciones aquí
son importantes ya que generan incentivos para que actúen los agentes económicos.
Comercio
versus proteccionismo.
Cuando la confusión y la
incertidumbre son globales. Para reconstruir
la confianza, además de la prudencia, conviene reafirmar conocimientos.
Como parte de la globalización
económica, las cadenas globales de valor y la relocalización de las industrias han
cambiado la oferta de bienes y servicios. La interdependencia ha evolucionado
al nivel que salvadoreños deportados de EE.UU son trabajadores de «call center»
al servicio de una compañía estadounidense. Alemania ha relocalizado parte de su
industria automotriz en México cerca de la frontera con EE.UU y Apple confecciona
su teléfono en China.
El proteccionismo encarecerá
de forma relativa los costos y los precios de los productos nacionales e
importados, por mayor costo de la mano de obra local los primeros y por mayores
aranceles lo segundos. En contraposición,
el comercio puede aumentar el bienestar del consumidor a través de menores
precios de los bienes, también potencia la especialización y el desarrollo de
la ventaja comparativa en cada país. Este caso es un ejemplo básico de por qué
el comercio beneficia a los participantes en contraposición a la autarquía o el
proteccionismo.
La renegociación de los
acuerdos comerciales, es posible si hay coincidencias y beneficios mutuos.
La desintegración
económica del NAFTA entre EE.UU, México y Canadá puede crear y desviar
comercio. También las medidas unilaterales como el caso de la orden ejecutiva
para detener las importaciones de limones argentinos.
Quizá en un primer
momento la sobre oferta no consumida por EE.UU inunde los mercados abiertos y disminuyan los precios a
nivel local, pero pueden afectar las industrias nacionales. México y Canadá tendrán
enormes retos para adaptarse a un nuevo escenario.
Las otras potencias económicas
como la Unión Europea, Japón y China pueden seguir al líder y embarcarse en
guerra comerciales de baja intensidad según sean su interés y fuerzas.
El panorama
es incierto.
¿Economías del tamaño
de EE.UU pueden sobrevivir con poco comercio exterior? Sí.
Pueden pagar un
costo, pero es posible.
Economías pequeñas, abiertas,
dependientes de petróleo y tomadoras de precios
de materias primas como la salvadoreña no tienen muchas opciones. Pero mas y mejor integración económica en Centroamérica hoy tienen más valor.
¿Afectarán estos
cambios a la economía salvadoreña?
Sí. Ya sea de forma
directa a través del comercio, la
maquila y las remesas o de forma indirecta con las deportaciones de compatriotas
y la ayuda oficial al desarrollo que brinda EE.UU.
Se deben recordar además que las canastas
protegidas expiraron al cumplirse diez años del CAFTA+DR. Los productores de lácteos,
pollos y granos básicos, entre otros tiene enormes retos por delante,. Los trabajadores mas incertidumbre.