El desarrollo cíclico da lugar a la continua desaparición de empresas que quedan “marginadas” por la crisis. Desde el punto de vista de la productividad técnica del trabajo, subsisten aquellas empresas mejor preparadas (por la introducción de innovaciones, solidez financiera, etc.) y que, por tanto, tienen un tiempo de trabajo individual menor que el socialmente necesario, que marcaban las empresas más obsoletas .*
*A partir de la desaparición de éstas, este menor tiempo individual se convierte, a su vez en el socialmente necesario, es decir, fija la media de productividad, con lo que obliga a los competidores al desarrollo generalizado de las fuerzas productivas.
La crisis actúa como mecanismo de saneamiento de la rentabilidad del capital, y se manifiesta, desde el punto de vista de la reorganización técnica del capital. En está opera un doble proceso: el objetivo, dimensionado por las masas de capital necesarias y el subjetivo, dados entre los sujetos para el relanzamiento de la acumulación. Entonces se concentra más capitales para apropiarse de más fuentes de valorización y obtener más ganancias, y cada vez menos número de personas centralizan la posesión de ese capital acrecentado, este proceso de concentración y centralización del capital se manifiesta en la aparición de los monopolios.
Desde el punto de vista de las fracciones del capital, la concentración y centralización tiene su agente fundamental en el capital financiero. Este último, poseedor del capital dinero, que adquiere una importancia esencial dada la conversión del dinero en capital. Con el control de la circulación monetaria y de la financiación -capital congelado en forma de dinero-, principalmente por medio de los depósitos, cuya propiedad formal continúa siendo del depositante, pero cuya posesión ejerce la Banca .*
*Sólo su fusión con el capital industrial le permite acceder a esta última, y controlar desde su seno mismo el proceso de acumulación y valorización del capital social global La Banca puede tener tres fuentes de ganancias: el interés (derivado de la circulación), el dividendo (derivado su participación en sociedades anónimas) y las ganancias que se obtiene de su participación en la valorización directa del capital (como propietaria de las empresas que la realizan).
El proceso de concentración y centralización, dirigido por el capital financiero, se convierte, así, en un proceso aditivo o acumulativo: con cada crisis, a lo largo de cada proceso de depresión, son menos los que más acumulan para reiniciar, a mayor escala, la acumulación y apropiación del excedente.
Es un espacio de reflexión crítica de la realidad económica salvadoreña y centroamericana en el entorno regional y mundial. Es un sitio educativo que trata temas sobre Crecimiento, Desarrollo Económico, Integración y Globalización Económica, Mercados Internacional, Políticas Económicas y Políticas Públicas.
martes, 9 de noviembre de 2010
4.4. LOS EFECTOS DE LA REPRODUCCIÓN.
4.4.1. EL DESARROLLO CÍCLICO.
La acumulación de capital, esta sometida a una serie de presiones contradictorias que la hacen pasar por distintos momentos, de una forma cíclica: auge, crisis, depresión, recuperación, auge.
El auge, que se manifiesta especialmente en la utilización al máximo de las fuerzas productivas para la producción de plusvalía, supone también un momento álgido en la realización todo el sistema de crédito y de distribución está abocado a valorizar y realizar el máximo de capital-dinero y mercancía. Incluso una vez acabada o agotada la rentabilidad en los primeros sectores o ramas que empieza a sentir el advenimiento de la crisis, estos sistemas y mecanismos de realización pueden mantener la ilusión (la del dinero-signo) del sostenimiento del auge, por ello el estallido de la crisis final se suele manifestar en crisis comerciales y monetario-financieras.
Las crisis sigue como el momento de interrupción generalizada del proceso de acumulación precedente: se inutiliza rápidamente capital constante y variable que no puede valorizarse. Le sigue un complejo proceso de remodelación de las fuerzas productivas (que incluye la lenta rearticulación de la proporcionalidad entre los sectores) y de las relaciones de producción (concentración y centralización del capital), en el que actúan los mecanismos contrarestantes de la caída de la rentabilidad.
La acumulación de capital, esta sometida a una serie de presiones contradictorias que la hacen pasar por distintos momentos, de una forma cíclica: auge, crisis, depresión, recuperación, auge.
El auge, que se manifiesta especialmente en la utilización al máximo de las fuerzas productivas para la producción de plusvalía, supone también un momento álgido en la realización todo el sistema de crédito y de distribución está abocado a valorizar y realizar el máximo de capital-dinero y mercancía. Incluso una vez acabada o agotada la rentabilidad en los primeros sectores o ramas que empieza a sentir el advenimiento de la crisis, estos sistemas y mecanismos de realización pueden mantener la ilusión (la del dinero-signo) del sostenimiento del auge, por ello el estallido de la crisis final se suele manifestar en crisis comerciales y monetario-financieras.
Las crisis sigue como el momento de interrupción generalizada del proceso de acumulación precedente: se inutiliza rápidamente capital constante y variable que no puede valorizarse. Le sigue un complejo proceso de remodelación de las fuerzas productivas (que incluye la lenta rearticulación de la proporcionalidad entre los sectores) y de las relaciones de producción (concentración y centralización del capital), en el que actúan los mecanismos contrarestantes de la caída de la rentabilidad.
4.3. LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA TASA MEDIA DE GANANCIA .
Si reconocemos que el crecimiento de la composición orgánica de capital supone una presión a la caída de la tasa de ganancia, desde el punto de vista del capital en su conjunto, esta presión se manifiesta en la dificultad creciente de valorización de la masa creciente del capital.*
Al nivel de la acumulación, el problema es la obtención de suficiente masa de plusvalía, ya que, aunque la tasa de plusvalía puede subir, y sube de hecho con la creciente composición orgánica del capital, tiene unos límites naturales (la jornada de trabajo, el valor de la fuerza de trabajo) y sociales (la lucha sindical). La crisis capitalista es por tanto una crisis de sobreacumulación.
La contradicción entre la acumulación y el crecimiento de la composición orgánica de capital se configura con momentos de crisis y depresión (caída del inversión, aumento del ejército de reserva, destrucción de las fuerzas productivas, etc.) y momentos de recuperación y auge, que a su vez corresponden a una serie de mecanismos contrarestantes de esa tendencia decreciente de la tasa media de ganancia, y que forman parte, de la propia reproducción del modo de producción.
Los mecanismos contrarestantes son primero, las acciones que tienden a incrementar la tasa de plusvalía. En segundo lugar, tendríamos los mecanismos que sirven para frenar el crecimiento de la composición orgánica. En suma, se trata de un proceso doble, que afecta el proceso de acumulación “interna” (configurándolo como cíclico) y que también dota al modo de producción de una vocación expansiva para producir y realizar plusvalía más allá del propio mercado interno.
Al nivel de la acumulación, el problema es la obtención de suficiente masa de plusvalía, ya que, aunque la tasa de plusvalía puede subir, y sube de hecho con la creciente composición orgánica del capital, tiene unos límites naturales (la jornada de trabajo, el valor de la fuerza de trabajo) y sociales (la lucha sindical). La crisis capitalista es por tanto una crisis de sobreacumulación.
La contradicción entre la acumulación y el crecimiento de la composición orgánica de capital se configura con momentos de crisis y depresión (caída del inversión, aumento del ejército de reserva, destrucción de las fuerzas productivas, etc.) y momentos de recuperación y auge, que a su vez corresponden a una serie de mecanismos contrarestantes de esa tendencia decreciente de la tasa media de ganancia, y que forman parte, de la propia reproducción del modo de producción.
Los mecanismos contrarestantes son primero, las acciones que tienden a incrementar la tasa de plusvalía. En segundo lugar, tendríamos los mecanismos que sirven para frenar el crecimiento de la composición orgánica. En suma, se trata de un proceso doble, que afecta el proceso de acumulación “interna” (configurándolo como cíclico) y que también dota al modo de producción de una vocación expansiva para producir y realizar plusvalía más allá del propio mercado interno.
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