Economía Política del Crecimiento
Económico
Si queremos analizar los intereses y las opciones políticas de las «clases sociales», primero debemos proponer una
clasificación pragmática y arbitraria de estas.
Al simplificar las clases y estratos
sociales en cuatro categorías: Los desclasados y lumpen; los pequeños
campesinos y el proletario, pobres de ingresos y de activos; los campesinos no
pobre, la pequeña burguesía, burócratas, los técnicos, profesionales e
intelectuales de medianos ingresos y activos; los intelectuales, burócratas no
pobres de ingresos y de activos, la gran
burguesía, los campesinos ricos (terratenientes) y el capital transnacional.
El primer grupo asociado en parte a
la delincuencia y crimen de todo tipo. El segundo grupo asociado a los pobres, sin
tierra, emigrante, asalariado, subempleado, comerciante de subsistencia, sin
empleo, es decir «el proletariado y el campesinado». El tercer grupo asociados a «la clase media», la pequeña y media Finca/Empresa, los intelectuales y burócratas. El
cuarto grupo asociados a los monopolios y oligopolios agrarios, inmobiliario,
industriales, comerciales, financieros,
incluyendo a los intelectuales y burócratas que pueden operar de forma
mercantil en su relación con el Estado. Más o menos tendría una forma de rombo
dicha clasificación.
¿Cuáles son sus «intereses»?,
¿cómo estos pueden o no estar reflejadas en las ofertas
electorales y en los planes de gobierno propuestos por los partidos políticos en
nuestro país? Un ejemplo son: «Plan de Desarrollo Económico-Social
1989-1994», «Plataforma
económica para el desarrollo social 1994-1999», «La Nueva Alianza 1999-2004», «País Seguro
2004-2009» y «Plan Quinquenal
de Desarrollo 2010-2014».
Beneficiar a los «Los más pobres de los pobres»,
«País de propietarios», “Mano dura”, «Mano súper-dura», «Las mujeres
nunca estarán solas»; En el caso de Funes, «Ciudad mujer», «Fábrica de
empleos», fueron algunas de las promesas electorales y discursos de su época.
En esta nueva coyuntura política el
bajo crecimiento económico y la delincuencia son temas abordados por los
candidatos donde en un escenario de triple empate, el marketing político buscará
atraer al votante mediano, es decir tenderán a presentar propuestas y programas
de centro (izquierda o derecha).
Las ofertas y discursos serán muy
parecidos, con variados temas accesorios. Desde pasarelas, bóvedas, nuevas calles
hasta cuidar adultos mayores, medicinas en hospitales, torneos deportivos y
circo sin animales sin debatir sobre la esencia, es decir el rumbo real del
país.
Por tanto sería necesario e
interesante que las clases sociales más humildes, pobres, pauperizadas como los
campesinos y el proletariado propongan al debate ideas y temas como empleo
productivo (más valor agregado, más innovación), la política de salarios justos,
acceso y propiedad de las tierras agrícola y urbana, los créditos a inversión,
la tecnología, mejor y mayor educación técnica y superior, la reforma a la seguridad
social que son determinantes de la equidad. Equidad
en el sentido más progresista, no asistencialismo o paternalismo estatal.
Los medianos campesinos y la pequeña
burguesía al ser muchos tienen intereses contrarios al monopolio, oligopolio y
mercantilismo del gran capital nacional y extranjero, dar prioridad a
actividades económicas que generan la mayor cantidad de empleo son argumentos
para unirse con los pobres campesinos y proletarios; consumidores potenciales
de sus productos y servicios si poseen mayor equidad. Institucionalidad que los
respalde (regulación y competencia justa), política económica para MYPES y
pacto de equidad que promueva las empresas nacionales con créditos, tecnología,
innovación, educación técnica de los trabajadores, entre otras.
Ampliar los estratos medios,
ensancharlo mediante el aumento de cultura, ingresos y activos es una forma de
garantizar una patria, un Estado y una Nación con mayor equidad y desarrollo.
Los intelectuales, profesionales,
técnicos y burócratas de medianos ingresos y activos buscan, en el contexto del
bajo crecimiento, mantener su posición. Sus intereses pueden estar relacionados
con la estabilidad, más oportunidades de superación mediante la mérito-cracia, pueden aportar conocimiento, técnica,
tecnología, innovación tanto a la instrucción de los campesinos pobre y
proletarios como a la pequeña burguesía y campesino no pobre, es una
oportunidad, un punto de encuentro con otras clases marginadas de la economía
actual.
Los burócratas no deben aislarse de
las clases pobres, los intelectuales y de la pequeña burguesía, sino caerán en
una forma cómplices de mercantilismo del Estado. Usufructuarlo a costa de los
impuestos a las clases más vulnerables no debe ser los objetivos conscientes o
inconscientes del sindicalismo burócrata.
La gran burguesía, los campesinos
ricos (terratenientes) y el capital transnacional han creado una economía a su
imagen y semejanza: monopolios, oligopolios y mercantilismo en su relación con
el Estado, más de dos décadas de apoyo incondicional han permitido la transnacionalización
de concentrados grupos de capital
nacional en actividades de alta rentabilidad, bajo empleo y poca difusión de
progreso técnico. Incluso son grupos “caritativos” con operaciones en salud y
educación de forma altruista. Prefieren dar caridad que ser líderes de un
proyecto de nación que eleve el bienestar mediante la cultura, la equidad, el
crecimiento, la ciencia, la tecnología e innovación.
Seria incompleto no señalar el
legado del actual gobierno, que ha quebrado la lógica mercantil del Estado anterior
pero aún es huérfana de un proyecto de nación con amplias mayorías debido en
parte a un Estado insolvente, una Constitución Política con fallas, carencias y
vilipendiada
por los poderes facticos, un corrupto sistema de partidos políticos(que no digo
partidos), poca institucionalidad y la carencia de un liderazgo medianamente
ilustrado y pragmático para concertar una «hoja de ruta de
mediano plazo» con los campesinos pobres y el
proletariado, con la pequeña burguesía y medianos campesinos, los
intelectuales, técnicos, profesionales y burócratas.
La clase dominante de la sociedad ha
moldeado la conciencia, la cultura y moral en el individualismo, el
clientelismo y el egoísmo ateo, la intolerancia y la violencia. Los
progresistas han tenido culpa en parte al no cultivar la ciencia, la academia,
la educación, la moral, la democracia en la interpretación de nuestra realidad.
Las batallas electorales se han tragado todo
esfuerzo convirtiéndolo en una disputa politiquera de baja calidad moral
e intelectual.
Asi como no podemos añorar una
sociedad con una economía basada en «el desarrollo hacia adentro» debemos rechazar una «desarrollo hacia afuera» per se, el ejemplo de países pequeños, pobres y trabajadores (ej.,
Costa Rica, Corea del Sur y Taiwán) nos dice que debe ser un desarrollo «desde adentro» pensando en el crecimiento con
equidad, donde la educación un mecanismo de ascenso social que se traduce en
mejores niveles de cultura, instrucción, moral, ciencia, academia, tecnología e
innovación. Donde la distribución equitativa de la riqueza sea el cemento que
una a la sociedad en la búsqueda de su desarrollo. Donde la extraordinaria
herencia de los trabajadores emigrantes sea valorada no solo sus remesas sino
la conexión al mundo, al flujo cultural que nos han legado.
No hay neoliberalismo modernizante,
en su esencia no hay progreso sino explotación. Las clases sociales deberán
forjar las alianzas políticas necesarias, quien dirige el proceso será vital. Los
políticos que ignoren los intereses legítimos de las clases sociales pobres o
en vías de pobreza por proteger el statu
quo de la clase dominante actual tarde o temprano probarán de la historia
ya sea que venga en una forma anárquica de agitación social permanente con un
Estado Fallido o una revolución ciudadana.