martes, 9 de noviembre de 2010

5.2. LA FASE MONOPOLISTA.

Se caracteriza por la formación de monopolios, a partir del proceso de concentración y centralización del capital derivado del proceso cíclico de la anterior fase. El capital monopolista involucra al Estado en la superación de las contradicciones de la realización y de la valorización, resultado de ello un gran desarrollo de las actividades improductivas (terciarización de la economía) y una dinámica imperialista. El capital financiero se constituye en la fracción hegemónica de la clase dominante, controlando los medios de producción y de realización mediante nuevas formas (sociedades anónimas). En el extremo opuesto, la clase obrera también se segmenta, surgiendo una aristocracia obrera que participa del reparto del excedente.

Desde el punto de vista de las fuerzas productivas, hay un nuevo salto cuantitativo (por la concentración, aumento de la dimensión y escala de la producción) y cualitativo (desarrollo científico y tecnológico, la organización y racionalización del proceso de trabajo) que refuerza el control capitalista del proceso de producción; todo ello configura una primacía de la producción de plusvalía relativa más que de absoluta (acumulación “intensiva”).

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