Para 1978, el excedente bruto de explotación registraba el 58% del valor agregado, las remuneraciones tomaron un 36% y los impuestos indirectos un 6%. Para 1990 el excedente bruto de explotación era un 62%, es decir cuatro puntos menos para las remuneraciones (32 %) e igual cantidad para los impuestos indirectos.
Las contrarreformas económicas implementadas desde el Estado por gobiernos sucesivos (1989-2003) ha modificado la interrelación entre los tres factores mencionados. Por un lado la reforma tributaria ha impactado en los impuestos indirectos, la flexibilidad laboral afecto las remuneraciones y las ganancias -en términos de política económicas- ha permitido aumentos en el excedente bruto de explotación[1].
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