Se crearon en El Salvador dos grandes áreas productivas, uno de productos para la exportación dominante y otro para el autoconsumo y para el mercado interno. Que a su vez crearon circuitos de distribución comercialización y consumo que gestaron el modelo agroexportador.
La imagen del comercio exterior salvadoreño se caracterizó por la inserción a la economía capitalista internacional como productor de materias primas e importador de bienes manufacturados. Las exportaciones fueron de alimentos y materias primas, y la inexistencia de exportación de manufacturados expresaban un desarrollo inferior de este. Fue importador de productos manufacturados, principalmente de insumos y maquinarias para el sector exportador.
Los flujos de mercancías y fuerza trabajo, tenían lugar por medio de transacciones de mercado donde trabajadores temporales vendían fuerza trabajo a los plantadores capitalistas, medios de subsistencia eran vendidos y comprados; y el café para la exportación era vendido a compradores de ultramar[1].
[1] Dejando de lado la compra y venta de fuerza trabajo y aquellos casos en que los productores directos vendían ellos mismos sus productos en el mercado, todas estas transacciones representan el espacio del cual se inserta el capital comercial.
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