jueves, 11 de noviembre de 2010

1.2.1. ETAPA DEL AÑIL (1660- 1864)

El Xiquilite o añil. Los españoles y criollos asentados en la provincia salvadoreña iniciaron el cultivo extensivo, para la exportación comercial[1]. La producción y el ciclo comercial tuvieron dos etapas, la primera entre 1580-1620, donde las exportaciones de Añil reemplazaron las de Cacao; En la primera fase no hubo plantaciones organizadas la mayor parte de la producción quedaba en manos de los indígenas, quienes conocían el proceso y podían ser obligados a trabajar en él, se inicio bajo la Nueva Encomienda. La segunda etapa –se dio en las plantaciones de añil en las haciendas-, en primer lugar, se apropiaron, alquilaron o adquirieron tierra a lo largo de las tierras bajas del pacífico para cultivar añil, construyeron facilidades para extraer el tinte y se interesaron en los aspectos técnicos de la producción.
La opción de estar en el campo, intensificó la presión sobre la tierra, y por lo tanto, aumentó la supresión de las tierras realengas y de los pueblos de indios. Estas usurpaciones fueron legalizadas vía la “composición de tierras”, propiciado por la misma monarquía, necesitada de fondos.
“La composición de tierras fue especialmente importante en El Salvador por el cultivo de añil. Entre 1700-1734 se autorizaron más de 130 en la provincia San Salvador, San Miguel y San Vicente. En Sonsonate se autorizaron 85.”[2]

El añil se cultivo, a diferencia de cacao, en las propiedades privadas de los españoles, aunque también se cultivo en algunas propiedades comunales de los indios y en los predios de los poquiteros, los pequeños propietarios rurales.
“La extensión del cultivo del añil en el territorio salvadoreño empezó a las zonas costeras, luego en los suelos volcánicos de las laderas bajas, pero sobre todo en la tierra de barro y talpetate. Los lugares donde principalmente se expandió fueron: Cabañas, Chalatenango y norte de San Miguel.”[3]

La expansión del añil consolidó la propiedad privada[4], y se debe agregar la necesidad de la fuerza de trabajo, sobre todo en la época de cosecha de la hierba. Esta nueva faceta se  dio bajo el régimen de trabajo de El Nuevo Repartimiento de indios  y aunque secundario, debe destacarse el impulso a la contratación voluntaria en una relación  “salarial” aunque fuese ínfima la paga obtenida. Una de las contradicciones más importantes entre los hacendados y los peones de los Obrajes fue el salario de dos reales diarios que no siempre se abonaba en dinero sino en especie.

La consolidación de la hacienda añilera trajo consigo una despoblación[5]. Pueblos enteros fueron despojados de sus tierras comunales para dedicarlas casi exclusivamente al cultivo del añil y la ganadería; El cultivo de añil no requería mucha mano de obra, pero si en cuanto a su procesamiento en los obrajes donde la temporada del cultivo duraba 4 meses[6].  Las excesivas demandas de mano de obra de los hacendados fue la causa principal de que los indios fueran exterminados, el despoblamiento estaba causado no sólo por el Nuevo Repartimiento, en sí, sino por el trabajo en los obrajes del añil, muchos de los pueblos que se mencionan -en un informe de 1550- habían desaparecido alrededor de 1590 y casi todos los que quedaban se habían reducido drásticamente en la segunda mitad del siglo XVIII.
Según Macal, en “1550, 70 pueblos del Este de el actual El Salvador tenían una población total de casi 30,000 habitantes en 1590 quedaban 50 pueblos con una población total cercana a 8,300”; “Quezaltepeque, tenía 1,000 indios en 1550 y ninguno en 1740, Guazapa había sido un pueblo indígena con muchas tierras comunales, para el año 1740 se le describe como una aldea “indígena pequeña”.
Cabe ahora hacerse la pregunta ¿el añil fue uno de los orígenes de la acumulación originaria de capital?
El añil fue el elemento clave para la consolidación del hacienda, conformó la dependencia, cohesiono a una élite e incidió (siglo XIX) en el proceso de separación de los medios de producción de sus productores directos, por la vía violenta. Se expresa en la producción de añil entre 1772-1820, en el cual funcionó la sociedad de Añileros[7].

En 1830, hay una prehistoria de la acumulación: la violencia del despojo añilero fue tan drástica en ese periodo —sin mencionar los factores políticos-, que su respuesta no se hizo esperar: el levantamiento campesino en contra de la élite añilera de 1833.[8]

Los hacendados y comerciantes fueron los sectores hegemónicos que usufructuaron la Independencia -sin revolución- Republicana de Centroamérica, provenientes de los criollos y las capas medias altas; en el caso salvadoreño las capas medias altas con la bandera del liberalismo y el relativo control político y administrativo de la provincia, ensancharon y fomentaron su poder económico[9]. La nueva élite se empeñó en expandir su comercio con Inglaterra, fomentando así la apropiación del excedente económico por la vía del comercio, y la inserción con la nueva metrópoli (Inglaterra).

Luego de la independencia, se mantenía la estructura de tenencia de la tierra así: 1) propiedad comunitaria indígenas y propiedad comunitaria ladina; 2) propiedad ejidal, perteneciente al municipio, de la que una parte dábase en arrendamiento y la otra se concedía para usos comunales;3) tierras poseída exclusivamente por el sector hegemónico (hacendados latifundistas) y; 4) tierras de la iglesia siendo una extensión reducida. Esta distribución impacto en la configuración de la elite dominante ante la decadencia y crisis de la producción y comercialización de añil[10] y su afán de acrecentar su poder económico.

Se inicia una recomposición de la producción en El Salvador promoviéndose la diversificación agrícola con la introducción del algodón, el café, la caña, el tabaco y con el descubrimiento de minas de oro, estos nuevos ingresos contribuyeron también a la monetarización de la economía en la fase post-independencia, a la par de mecanismos externos como: el comercio exterior y los préstamos.


[1] El Cultivo del producto de tinte vegetal, destinado a la industria textil europea, se extendió en las zonas costeras del pacífico de Guatemala (zona de Escuintla), El Salvador (zonas bajas del norte y del sur) y Nicaragua (estrecho de Rivas). Cardenal, Rodolfo Op Cit. Pág. 128—134
[2] Flores Macal, Mario Op Cit.  Pág. 17 y siguientes.
[3] Flores Macal, Mario Op Cit.  Pág. 30 y siguientes.
[4] En el transcurso del siglo XVI y XVI, y alrededor del añil se inició la consolidación de la clase de los terratenientes. Las ganancias y los buenos precios del añil dieron cohesión y poder político.
[5]  Al quedar la tierra vacía, el latifundio comienzo su extensión, según Flores Macal, muchos comunidades del norte del país en donde estaba el reservorios añilero, habían dejado de existir. Esto explica en parte porque las haciendas vinieron ha ser el aglutinante de la población, ya que el 30% del total indígena y ladino vivían allí. Pág. 11--40.
[6] Flores Macal, señala que el obraje de añil en el caso salvadoreño, se realizaba mediante trabajo humano utilizando los pies  para macear la hierba al interior de las pilas. Proceso intenso que necesitaba mucho trabajo indígena.
[7] Entre las reformas Borbónicas habría  que aludir a la creación del gremio de productores pequeños y medianos de añileros de San Vicente, realizada por el capitán general Matías de Gálvez quien creó la Sociedad de Cosecheros de  Añil, el 6 de septiembre de 1782. Se creó un fondo para ser administrado por la sociedad con el fin de financiar la producción. Flores Macal, Mario  Op Cit. Pág. 36. Ver cuadros 8, 9 y graficas 1 y 2 en anexos.
[8] La sublevación es comandada por Anastasio Aquino “el Indio Aquino”, que levantó a los Nonualcos (poblaciones al Sureste de San Salvador), organizó un ejercito, libero un territorio, conquisto poblaciones incluida San Vicente de Lorenzana donde se cuenta se corono “rey de los Nonualcos” con la corona de San José de la  Iglesia del pilar de esa ciudad y puso en jaque al gobierno de Prado. Los motivos principales del alzamiento eran la explotación de la mano de obra indígena en las haciendas de Xiquilite y en los obrajes de Añil, en los excesivos tributos y las levas-reclutamiento- permanentes de los jóvenes indígenas para los ejércitos de los criollos, en los que morían sin sentido para ellos.
[9] Tras el período federal se inaugura una nueva etapa en la división territorial de El Salvador: la rápida creación de nuevos departamentos. A lo largo del tercer cuarto del siglo XIX (hasta 1875) se configura el mapa departamental actual, pasando de 5 departamentos grandes con un promedio de 4,200 km2 a 14 pequeños con un promedio de 1,500 km2. ver PNODT, Sistema Urbano y Poblamiento –poblaciones Ciudades Regiones y Demarcaciones.-2004 Pág. 35.
[10] Otros factores que contribuyeron a esa crisis fueron las mismas guerras civiles a causa de las contradicciones internas del sector hegemónico (criollos –conservadores y capas medias altas-liberales), y el hecho de que Inglaterra empezó a importar el añil de otras latitudes, agregado el bloqueo marítimo inglés a las costas del pacífico salvadoreño (1824-1844) y (1850-51). Consecuencia de todo ello fue la decadencia del cultivo que se acentuó en 1832-1850, cuando la producción cayó, hasta los años críticos de 1879 – 1882, cuando se descubrieron los productos sintéticos.

1 comentario:

  1. Muy buena investigación, felicidades me gustaria si sabe de alguna investigación que hable del añil, en oriente de San Salvador, especialmete en san miguel.

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